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Arifa Karim Randhawa
Arifa Karim Randhawa, murió hace unas semanas, el 12 de enero. ¿Quién era, preguntará alguien? La pregunta es válida; y es válida porque en este mundo injusto, en que vivimos, hay personas honestas y ejemplares que pasan inadvertidas porque no tienen la oportunidad de hacerse populares o accesibles como sí lo hacen algunos lamentables elementos de la especie humana.
Ella era una joven de una localidad ubicada en el tercer mundo, Pakistán, y además de ser un ser humano y femenino, en condiciones muy precarias, era una chica genio, excepcional. ¿Por qué? Porque fue una niña que se destacó por su gran dedicación al estudio, devoraba los libros que podían llegar a sus manos, pero en particular amaba las matemáticas y la física y todo lo que era pasar de un modelo ideal a un modo práctico constructivo, material concreto. Para hacer matemática y construcciones matemático-espaciales le exigió a sus padre, con tan sólo 5 años de edad, que le comprara un ordenador. Así, a los 9 años de edad se recibió de licenciada en Informática. Fue la primera persona en obtener una licenciatura en Microsoft con tal edad. Un asombrado, desbordado y afectuoso Bill Gates la alentó y patrocinó para seguir progresando, y ella siguió progresando. Ambos genios se reunieron y nos dejaron una misma y bella lección. El saber puede ser humano y generoso y no por eso menos genial. Eso lo olvidan algunos.
Arifa, chica excepcional, un talento para crear programas, para armar proyectos ciberespaciales, informáticos y así enriquecer las redes de comunicación a nivel nacional e internacional.
¿Qué se necesita para ser un ser humano así? Podemos atrevernos a preguntar y también podemos osadamente intentar tejer respuestas a la cuestión. Quizás se necesita una reunión de suertes, de oportunidades específicas y en algún sentido especiales, tales como: estar en el momento adecuado, en el lugar adecuado, con la capacidades adecuadas, frente a los seres humanos también adecuados... ¿Y qué quiere eso decir? Pues que hay estereotipos y mitos, y generalizaciones sobre los demás, que por tales son propias del despropósito, de la ignorancia o de la mala intención, sin duda sesgadas y, por eso, casi siempre imprecisas e injustas. Algunas personas destacan debido a una presencia de suertes que coinciden, otras puede que también tengan éstas, pero topan con algunos especimenes humanos que les limitan: padres “cerrados”, ignorantes o envidiosos, egoístas, posesivos, “¡no estudie, el dinero está en la calle, tírese a la calle...!”. Y cosas similares. O sea, palabras con una patética sinonímia, con sabor a sangre destilada a borbollones y con olor a asesinato flagrante y siempre fresco y actualizado, resacas consecuentes de destrucción y muerte anímica, psíquica, efectiva, sentimental, corporal, personal.
Siendo más precisos: hay personas que no son estimuladas por sus seres queridos, estas personas puede que no tengan la suficiente colaboración de seres específicamente muy cercanos, sus padres, su pareja, sus hijos, o incluso los profesores, sus líderes religiosos, sus líderes populares, los representantes del Gobierno...
Arifa Karim murió de un infarto repentino, como pueden morir muchos jóvenes y también muchos adultos. Murió después de tres semanas en estado de coma. Murió a sus 14 años. El mundo perdió no sólo a una brillante mujer e informática; perdió a todo un ejemplo para la humanidad y, sobre todo, para los jóvenes. “Estamos llorando su pérdida. Era una niña muy fuerte. Era un regalo de Dios, y ahora ella ha vuelto a Él”, dijo su tío Ahs Randhawa. Gracias a Periodista digital y a Youtube, yo he podido conocer a esta niña. ¡Descansa en paz, pequeña flor, gran mujer! Este torpe “profesor” te está agradecido y te admira. Si llego donde estás te invito un café y yo mismo preparo bocadillos.
Pd: ¿y los adultos de qué suelen dar ejemplo?
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Periodista Digital
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Hernán Mora Calvo
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