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Bendición
Que el amor del Tata Dios,
más inmenso que la pampa,
te cubra como una manta
sople el viento o brille el sol;
que la gran misericordia
del Hijo que nos libera
cambie por dentro y por “juera”
el corazón y la historia;
que tu Espíritu eterno
que nos dirige y consuela
vaya marcando la senda
hasta que triunfe tu Reino.
Amén
Federico J. Pagura.
Red de Liturgia del Consejo Latinoamericano de Iglesias
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